Cada vez se tiene más en cuenta la adaptación de accesos y servicios públicos para personas con discapacidad, la cual en diversas ocasiones impide la accesibilidad a servicios tan cotidianos y necesarios como la parada del autobús. ¿Pero realmente están adaptados? Aquellas personas que no tenemos ningún impedimento de acceso caminamos ajenas a todos aquellos atentados contra la integración social, la igualdad de oportunidades, la inclusión y porque no decirlo, a los derechos humanos, pues de alguna manera se ven afectados artículos como el 1: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros." ¿Acaso por ir en una silla de ruedas no tienen los mismos derechos que los demás? Y el 3 "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona." ¿Dónde queda la seguridad de una persona que no puede acceder a una plataforma pública si tiene que quedarse a la orilla de una carretera para esperar el autobús? A menudo pensamos que con la señalización es necesario, que cumplimos con la normativa... ¿Acaso alguien revisa si se cumple la normativa? Podemos estar tranquilos, en esta parada de autobús se ha dejado el espacio para una silla de ruedas y para que no quede duda, hay una pegatina que lo indica, pero se les ha olvidado hacer una rampa de acceso. Confiemos pues en la fraternidad de la especie humana, para que haya alguien más en la parada que pueda ayudar a esta persona a subir a la plataforma, aunque esto coarte la libertad de la persona discapacitada pues no puede valerse por sí misma pues unos señores creyeron que con una pegatina era suficiente.